Concentración Correcta

 



Un maestro Zen paseaba por las orillas de un rio cercano al monasterio cuando uno de sus discípulos llegaba apresuradamente hacia el lugar donde él estaba. El maestro seguía caminando aun escuchando las palabras del monje.

 ─!Maestro!... ¡Maestro!─ No paraba de gritar el monje.

El maestro le oía cada una de sus exclamaciones pero seguía su camino escuchando como fluía el agua a través de las piedras que se hallaban en el rio.

Al final el monje llegó a la altura del maestro y le pregunto:

 ─!Maestro! ¿no me oías?

El maestro le miró sonriéndole y prosiguió su camino.

El monje, al ver que el maestro solo le mostro su sonrisa, percibió que la pregunta no fue la adecuada. Su mente le estaba alejando de estar en equilibrio y en paz. Y dejo que siguiera un silencio durante unos instantes caminando al lado del maestro.

 ─ Maestro perdona mi intromisión, mi venida ha sido muy voraz a tu lado porque tengo sufrimiento en mí. Un familiar ha terminado su vida aquí y eso me está haciendo sufrir, no puedo remediar el sentir una tristeza enorme que me embarga.

  El maestro le respondió:

 ─ Hay que ser observadores de todo lo que la mente produce y así no apegarnos a todos sus procesos mentales, tanto de los sentimientos de bienestar, como de  sentimientos de enfado, ira, tristeza. La concentración correcta es tomar distancia de las percepciones que llegan de los sentidos para no ser involucrados a través de las irrealidades de las formaciones mentales y así cultivar una base sólida apartando malos malentendidos, miedos y sufrimiento. Concentración correctas nos alejaremos de los movimientos ilusorios de la mente, nos ayudara en la aceptación de la impermanencia absoluta.

El monje paró su andadura durante un tiempo para asimilar las palabras del maestro. Su sonrisa apareció cuando entendió el mensaje que llevaban, así fue como con paso firme y rápido logro alcanzar al maestro y caminar con él en silencio.


Estella Bono

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